viernes, 12 de enero de 2018

INFLUENCIA DEL ZOROASTRIANISMO SOBRE EL CRISTIANISMO

INFLUENCIA DEL ZOROASTRIANISMO SOBRE EL CRISTIANISMO
Los paralelos entre el Cristianismo y el Zoroastrianismo son mucho más aparentes que los de entre la antigua religión Israelita y el Zoroastrianismo. Mientras los antiguos Israelitas tomaron unas cuantas palabras y adoptaron un concepto o dos teológico menor, los autores Cristianos no sólo copiaron palabras sino que adoptaron temas teológicos importantes como el de Satán, el archienemigo de Dios; demonios; y un Mesías escatológico; e incluso la estructura de un importante relato apocalíptico Zoroastriano. Estos elementos apuntan hacia una fuerte influencia Zoroastriana sobre el Cristianismo, aunque también dan lugar a preguntas de cómo esta influencia pudo haber tenido lugar, así como las teorías que tratan de cómo tuvieron lugar estas influencias.

Igual que la disposición Hebrea para emplear palabras tomadas del Persa, los autores de los Evangelios no tenían reparo en usar palabras de otras culturas y religiones para definir lo que veían. La palabra Daeva, seres sobrenaturales que son la contraparte de los Yazatas, fue traducida al Siriaco como “daywa” (diablo) y daywana (demoniaco)(1). Palabras referentes a lo demoniaco son usadas a lo largo de los Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento(2). Estas referencias también no explican qué son estos demonios, dando a entender que los demonios eran asumidos como parte del conocimiento cultural así como un hecho dado. Esta evidencia etimológica muestra que los escritores Cristianos copiaban de la teología y pensamiento Zoroastriano incluso sin darse cuenta. La teología Cristiana muestra una más profunda influencia Zoroastriana que la influencia que se encuentra en la Biblia Hebrea. La referencia de Jesús respecto a los ángeles asignados a los niños en Mateo 18:10(3), comúnmente llamados “ángeles guardianes”, es muy cercana al concepto de la idea Zoroastriana sea del Yazata o del Fravashi, aspectos perfectos asignados a todo los grande o pequeó(4). Esta referencia de Jesús no tiene parecido con ninguna otra idea sobre los ángeles en la teología Cristiana o Judía, y es muy probable que no surgiera internamente(5). Semejante comprensión de seres vivientes espirituales dedicados a cada persona no tiene precedente en las Escrituras Hebreas, apuntando a una fuente perteneciente a otra cultura(6).

El Satán del Nuevo testamento nos ayuda a entender la incorporación continua de concepto Zoroastrianos. El Satán/adversario en la Biblia Hebrea era un agente de Dios, que formaba parte de la corte divina, y cumplía un papel legal como acusador. Solamente después del exilio, en 1 Crónicas, se convierte Satán en una fuerza mala que trabaja contra Dios. Esta nueva definición y función se convierte en el papel de facto de Satán en el Nuevo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento no sintieron la necesidad de explicar la identidad o papel de Satán; se refieren a él simplemente. A partir de aquí se convierte en el equivalente de Angra Mainyu, el enemigo personal de Dios, jefe de los Daeva/demonios, el gran tentador padre de la mentira. Atrás queda su papel como agente de Dios y su posición en la corte de Dios. Ahora Satán es el enemigo de Dios y su pueblo, separado de Dios y oponiéndose a Él(7).

La resurrección también aparece más desarrollada en el pensamiento Cristiano que en el Judío. Muchas religiones durante los primeros siglos de nuestra era no le otorgaban mucha importancia a la resurrección, por lo tanto incluso durante este periodo de tiempo era considerada como algo extraño(8). De hecho incluso cuando aparece la doctrina de la resurrección en otras religiones de comienzos de nuestra era como son la religión Romana y Egipcia, no había acuerdo sobre su significado(9). Aunque la resurrección vino a ser un postulado central en la fe Cristiana, no era tan importante teológicamente para las otras religiones de esta época. Habría que examinar el tema de la resurrección a la luz de la comprensión del concepto de Mesías en el Zoroastrianismo y el Cristianismo.

El concepto de Mesías en el Nuevo Testamento aparece mucho más expandido y desarrollado de lo que lo estaba en la Biblia Hebrea. El Mesías en la Biblia Hebrea tiene la función de líder político que expulsaría a los opresores de Israel(10) y restauraría los días gloriosos del reino Davídico, el papel mesiánico en el Nuevo Testamento es mucho más escatológico, reflejando el concepto Zoroastriano del Sosyant(11). Los Sosyants, en el pensamiento Zoroastriano, son los soldados y mensajeros de Ahura Mazda que le ayudan a realizar el Gran Juicio, la destrucción del Mal, y la restauración de toda la creación en el fin de los tiempos. En el desarrollo del Zoroastrianismo, un último Sosyant realiza las esperanzas de los Zoroastrianos, de tal manera que su título se convierte en su nombre propio(12). De manera similar, el concepto Cristiano de Cristo, que significa “ungido”, es el de mensajero de Dios y el soldado que trae el gran juicio final y la destrucción del Mal según el Apocalipsis. Es la esperanzad de toda la creación, y llega a utilizar su título, Cristo, como su nombre propio. Además de todas estas similitudes, el Sosyant Zoroastriano y el Cristo Cristiano comparten varios rasgos en común: el Sosyant es descendiente de Zoroastro, mientras que el Cristo es descendiente de David. Ambos vienen como representantes del Dios Verdadero, para establecer Su Reino, y ambos son nacidos de una Virgen(13). Es fácil ver que el Mesías político de la Biblia Hebrea tiene poco parecido con los conceptos Cristiano y Zoroastriano de salvador apocalíptico que derrota al Mal y da lugar a una nueva creación.

Además de estas importantes adopciones teológicas, el autor del Apocalipsis aparentemente imitó la estructura y temas de uno de los episodios escatológicos más importante en las escrituras Zoroastrianas. Mientras que la falta de interés del Judaísmo en el pensamiento Persa es evidente por su negativa a adoptar la estructura Zoroastriana, la amplia apertura del Cristianismo es evidente en la adopción en el Apocalipsis de la estructura y tema(14). En el Avesta, el dragón Dahaka, una encarnación del Mal, es enfrentado por el Sosyant, aunque no es destruido. Ahura Mazda amarra y encarcela al dragón, dando lugar a un periodo de mil años antes de su destrucción. Angra Mainyu libera al dragón, que rápidemente se traga a Angra Mainyu y destruye a un tercio de la humanidad, el ganado, ovejas, y otras criaturas creadas por Ahura Mazda, igualmente ataca a las aguas, el fuego, y la vegetación. Otro Sosyant, finalmente, mata al dragón, y el tercer y último Sosyant, llamado Sosyans, resucita a los muertos e inaugura una nueva creación. Hintze afirma que las “similitudes entre estos dos relatos son tan sorprendentes que el mito aludido en el Libro del Apocalipsis puede haber sido desarrollado basado en el modelo Iraní”(15). Sanders señala que el atar al dragón, el periodo de mil años después de atarlo, la derrota del dragón, la venida del salvador, y el comienzo de la salvación eterna –el formato del relato en Apocalipsis 20- se encuentra casi exactamente en el Zoroastrianismo y en ningún otro lugar. En este caso, la influencia Zoroastriana es difiil de negar(16). Es poco probable que semejante correlación en los relatos escatológicos se desarrollase independientemente en las dos tradiciones, especialmente cuando la oportunidad de intercambio era más probable entre el Zoroastrianismo y el Cristianismo que entre el Zoroastrianismo y el Judaísmo exílico(17). Esto hay que probarlo.

Los Judíos exílicos consideraban a los Persas extranjeros benéficos, aunque parece ser que tenían poco interés en sus creencias religiosas. Sin embargo, los Judíos de varios siglos posteriores tenían una visión aún mejor de los Persas. Después de la caída del imperio Aqueménida, los herederos de la cultura y religión Zoroastriana eran los Partos, un grupo que gobernó lo que hoy día es Iran. Los Judíos pos-exílicos no se relacionaban con los Partos como los cautivos se relacionaban con un opresos, sino como aliados contra un común enemigo, los Selúcidas. El Imperio Selúcida había conquistado a los Judíos, y los Partos vinieron en su ayuda en su lucha por su liberación. Esto dio lugar a varios casos de trabajo conjunto entre las fuerzas Judías y los Partos durante varios años. Cuando el Imperio Romano entró en escena, los Partos se las aviaron para evitar ser capturados o derrotados hasta después del comienzo del siglo primero, lo que quizá fortaleció las esperanzas Judías de que la ocupación no iba a durar para siempre. Esta colaboración entre aliados vecinos, incluyendo una disposición favorable Judía respecto a la cultura y el pueblo Parto, pude haber sido suficiente para estimular un intercambio de ideas, incluyendo el pensamiento religioso(18). Es durante este periodo que las ideas Zoroastrianas sobre la resurrección, seres divinos, y la escatología se expandieron(19). Además de estos eventos anteriores al Nuevo Testamento, el libro de Hechos en el Nuevo Testamento menciona a los Partos en Hechos 2:9 como gente que oyó a los apóstoles hablar en su propia lengua el día de Pentecostés. Los Hechos también mencionan a los pueblos del Ponto en este mismo pasaje y de nuevo en Hechos 18:2 y la Primera Carta de Pedro está dirigida a los creyentes en el Ponto igualmente. El Ponto era una provincia al sur del Mar Negro en Asia Menor fundada por Mitrídates, un Noble Persa, aproximadamente en el siglo IV a.C. Estuvo libre del dominio Romano hasta el 63 a.C.(20). Estas menciones favorables de los Partos y pueblos del Ponto en el Nuevo Testamento no se dan sin implicaciones. Parece ser que la gente de esas localidades continuó practicando cierta forma de Zoroastrianismo, incluso hasta el siglo primero a.C.,  y que los Judíos de esa época veía favorablemente a sus vecinos Zoroastrianos, dado que trabajaron juntos para expulsar a los opresores invasores extranjeros. El Zoroastrianismo entró en contacto no sólo con Judíos exiliados después de la caída de Jerusalem, sino también con Judíos pos-exílicos que vivían en aquel país. Estos Zoroastrianos, como los gobernantes benefactores de varios siglos anteriores, le ofrecieron ayuda a un pueblo cuyas esperanzas de un salvador militar no era muy distintas a las suyas propias de un salvador apocalíptico que un día derrotaría el mal. La cultura Parta impregnó el mundo en el que nació el Cristianismo y los lugares en los que se movió, ofreciendo muchas posibilidades para un intercambio e influencia cultural(21). De acuerdo con Mary Boyce, James Barr afirma que va más allá de lo razonable dudar que el Zoroastrianismo tuvo una influencia importante sobre el Cristianismo, considerando la influencia que tuvieron los Partos poco antes de su nacimiento(22). De hecho, es altamente probable que el Zoroastrianismo transmitió un fuerte sentido de lo Apocalíptico al Cristianismo sin necesidad de un intermediario Judío(23).

Es la influencia directa la única explicación?
Al observar estas similitudes entre el Cristianismo y el Zoroastrianismo, surge una pregunta: es la influencia del Zoroastrianismo sobre el Cristianismo la única explicación de esta similitudes, o hay otras opciones? Hay, de hecho, otras dos explicaciones para las similitudes entre estas dos religiones: 1)las similitudes pueden haber surgido separadamente en diferentes culturas sin contacto; y 2)la influencia puede haber ido en otra dirección, en este caso, desde el Judaísmo o el Cristianismo al Zoroastrianismo, en lugar de la otra dirección(24). En orden a que se diera la primera opción, no tendría que haber habido contacto entre las religiones, un punto que se ha demostrado varias veces que es falso. En cuanto a la segunda opción que afirma que el Judaísmo y o el Cristianismo influenciaron al Zoroastrianismo, el cambio visible debe haberse dado en el Zoroastrianismo, en lugar de en el Cristianismo. Habiendo visto los cambios menores en los escritos canónicos de los Judíos del exilio, el gran debate y discusión durante el periodo del Judaísmo del Segundo Templo, y viendo la desviación radical entre el Judaísmo y el Cristianismo hacia el pensamiento Zoroastriano, deja esta segunda posibilidad con poco mérito. Por lo tanto. Lo que se está proponiendo no es una total adopción del Zoroastrianismo, transformándolo en Cristianismo(25). Está claro que muchos elementos del Cristianismo pertenecen exclusivamente a este movimiento, mientras otros son tomados del pensamiento Israelita y otros son incorporados desde el pensamiento Persa. No hay por qué sorprenderse que palabras, ideas, e incluso teologías puedan ser adoptadas o incorporadas en otras religiones, mientras otras prácticas y creencias sean abandonadas o no adoptadas en el otro sistema.

IMPLICACIONES PARA EL CRISTIANISMO
Todas estas evidencias que muestran el pensamiento Zoroastriano dentro del Cristianismo quizá puedan sorprender. Sin embargo, antes de llegar a la conclusión que influencia significa falsedad, habría que considerar las palabras de Winfried Corduan: “La doctrina evangélica de la escritura incluye la nación que Dios se revela a sí mismo dentro de la cultura humana. La Escritura, la Palabra de Dios, es escrita en lenguaje humano con conceptos humanos, manifestando así la cultura humana. Por lo tanto, la idea que parte de la cultura humana encarna la revelación divina combine algunos elementos Persas con los Judíos no hay por qué considerarla más hostil respecto a la verdad que el hecho que partes del Nuevo Testamento combinan cultura Judía junto con varios elementos Greco-Romanos(26).

El hecho que haya elementos del pensamiento Zoroastriano dentro del Cristianismo no tiene por qué ser más chocante que el encontrar el pensamiento Judío o Greco-Romano en el Cristianismo. De todas maneras el Cristianismo contiene distinciones e innovaciones propias. Por ejemplo, los Cristianos y los Zoroastrianos tratan su relación con el Mesías de manera muy diferente. En el Cristianismo, el Cristo es el salvador que es el primero entre muchos en resucitar; en el Zoroastrianismo, el Sosyant solamente trae la resurrección. Esta distinción es nueva e importante, claramente una innovación sin precedentes(27).

Adicionalmente, los papeles Zoroastrianos de sacerdote salvador y mensajero de Dios, del Juez Elegido sobre todos los seres, y de aquél que realiza una nueva creación están, en el Cristianiso, consolidados en una gran figura Mesiánica sin rival(28). Aunque pueda ser difícil de aceptar tanta correlación entre el Zoroastrianismo y el Cristianismo, no hay por qué aceptar que este último sea una copia del primero, ni que este último no tenga nada que ofrecer. Al contrario, el hecho de la adaptación que realiza el Cristianismo del pensamiento Greco-Romano y Zoroastriano puede ser un ejemplo de evolución religiosa y la supervivencia del más apto(29). Tampoco hay por qué ignorar la influencia del Zoroastrianismo sobre el Cristianismo por el mero hecho que sea impopular o controversial.

CONCLUSIÓN
La religión Persa del Zoroastrianismo tuvo profunda influencia sobre muchos conceptos importantes Cristianos. Uno de las influencias doctrinales más importantes fue el concepto de resurrección, particularmente de su importancia e influencia escatológica. Además, la persona y el papel del Mesías cambió bajo al influencia Persa, cambiando de la esperanza Israelita de un salvador político a una que incorporaba varios papeles mesiánicos que se encontraban en el pensamiento Zoroastriano. Además de todo esto, la adopción de una gran batalla-cataclismo entre el Bien y el Mal es resaltada repetidamente en las escrituras Cristianas, mientras que las escrituras Hebreas parecen indicar que tanto el bien como el mal tienen su fuente en Dios solamente. Este concepto es enfatizado por la pronunciada separación de la representación personal del Mal, Satán, de la identificación con Dios. Mientras que en la Biblia Hebrea Satán trabaja para Dios en un papel de acusador, el papel y personificación en la época en que se escribió el Nuevo Testamento quedó firmemente establecido y no necesita explicación. Además de estas profundas ideas teológicas fundacionales, el autor del Apocalipsis opta, casi exactamente, por un relato apocalíptico importante Zoroastriano como base para el triunfo final de su obra. Finalmente, varios autores del Nuevo Testamento hacen referencia a interacciones positivas con personas cuyo origen está en lugares de conocida fundación Persa, con una fe Zoroastriana que parece era practicada en la época en que escribieron.  

Como ya se ha comentado, mientras el Cristianismo fue un importante recipiente del pensamiento Zoroastriano e incorporó ampliamente sus ideas, los Judíos del exilio tuvieron una experiencia bastante diferente. Al vivir durante cerca de 200 años bajo el gobierno Persa, estos no fueron receptivos en adoptar ideas Zoroastrianas en su religión, idea apoyada por la evidencia arqueológica. La Biblia Hebrea en sí misma parece no estar muy tocada por al influencia Persa, con la excepción de algunos libros que mencionan a Persia o a la administración Persa más algunas palabras prestadas y el cambio menor aunque importante en el papel/persona de satán/Satán entre 2 Samuel y 1 Crónicas. Aunque estos ejemplos muestran ciertamente que los antiguos Judíos estuvieron en contacto con Persia, una completa acomodación e incorporación del pensamiento teológico-escatológico Zoroastriano y de las expectativas mesiánicas, y del dualismo sistemáticos no están reflejados en la Biblia.

Como bien dice Corduan, “una leve y accidental semejanza no es fundamento para la noción de que idas doctrinales fundamentales del Judaísmo canónico fuesen derivadas de la influencia del Zoroastrianismo”(30). Durante el periodo del Judaísmo del Segundo Templo, no obstante, ideas clave acerca del mesías, los ángeles, y la escatología estuvieron abierta a debate, y es durante esta época de debate que nació el Cristianismo. Mientras que el Judaísmo había establecido ya un canon sobre el cual fundamentar una estabilidad, el Cristianismo no tenía semejante fundamento aún, siendo más bien influenciado por el espíritu de la época. Temas principales en el Cristianismo muestran innegables paralelos con la teología Zoroastriana, indicando que durante el periodo del Segundo Templo, la diversidad cultural en Israel afectó en sus fundamentos a la teología Cristiana.           
------------------------------------
1.    Barr, 212.
2.    Mateo 8:28; 9:43-34; 12:22; Marc. 1:23-26; 5:1-20; y Luc. 8:1-3; 9:37-43.
3.    Ver Hechos 12:15.
4.    David B. Capes, Rodney Reeves, y E. Randolph Richards, en “Rediscovering Paul: An Introduction to His World, Letters, and Theology (Downers Grove: IVP Academic, 2007) discute “espíritus elementales del mundo” como están descritos en Gálatas 4:3 como “poderes espirituales o dioses tribales que la gente pensaba gobernaban a razas o territorios específicos” (118). Es contra estos poderes, que se dice, que Pablo exclama la libertad que uno encuentra en Cristo.
5.    Barr, 222. Craig Keener niega que este concepto está fuera de los ordinario para los lectores Judíos, diciendo que “se creía normalmente” que cada uno tenemos un ángel de la guarda. No obstante, no ofrece referencia de material similar en la Biblia Hebrea, así que la fuente no está clara. Ver Craig S. Keener, “The IVP Bible Background Commentary: New Testament” (Downers Grove: InterVaristy Press, 1993), 93. Su nota sobre Hechos 12:15 pasa por alto el tema en su totalidad.
6.    Darrell D. Hannah, “Guardian Angels and Angelic National Patrons in Second Temple Judaism and Early Christianity” en Angels: The Concept of Celestial Beings – Origins, Developments and Reception, Friedrich V. Reiterer, Tobias Nicklas, y Karin Schopflin, eds. (Berlin: Walter de Gruyter, 2007), 423-435. Hannah señala que conceptos similares a los del ángel de la guarda, para el individuo o para naciones, existían en varias sociedades, pero no en el antiguo Israel.
7.    Tremmel, 7-8. Para un ejemplo de la eliminación de Satán de la presencia de Dios, ver Lucas 10:18.
8.    Barr, 224.
9.    Hinnells, 176.
10. Hinnells, 174. Ver Isaías 11:11-12; Jeremías 23:8; 30:3; Oseas 3:4-5.
11. Tremper Longman III. En “The Messiah: Explorations in the Law and Writings”, Stanley E. Porter, ed., “The Messiah in the Old and New TEStaments (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2007), 12-34, señala que a comienzos de nuestra Era, había un amplio rango de ideas Judís acerca del Mesías: algunos pensaban que no habría Mesías alguno, otros que sería un sacerdote, otros que sería un rey, y otros que habría dos Mesías, uno sacerdote y el otro rey (28-29). Para nada lo concebían como un liberador escatológico.
12. Hintze, 76-77.
13. Hinnells, 163, 166-169.
14. Barr, 217-219.
15. Hintze, 82-83.
16. Sanders, 455. Charles H. Talbert, “The Apocalypse: A Redding of the Revelation of John”(Louisvilla: Westminster John Knox, 1994), 90-94, aunque señala la importancia e influencia de la escatología Judís, no expone la comparación con el relato Zoroastriano que refleja. Ben Witherington III, “Revelation” (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 241-246, también señala la importancia del pensamiento apocalíptico Judía de la época.
17. Hintze, 86-87.
18. Hinnells, 181-183, 185. G. Bampfylde subraya la importancia de los Partos en eventos que involucraban al pueblo Judío en “The Similitudes of Enoch: Historical Allusions” Journal for the Study of Judaism 15 (1984), 9-31, particularmente pág. 17-18.
19. Barr, 218-219.
20. Trent C. Butler, ed. “Pontus”, Holman Bible Dictionary (Nashville: Holman Bible Publishers, 1991), 1123.
21. Hinnells, 184-185.
22. Barr, 204.
23. Hinnells, 185.
24. Corduan, 26-27.
25. Sanders, 453, dice lo dice bien: “cierta influencia de la cultura Persa que no conlleva en sí misma toda la cultura.
26. Corduan, 25.
27. Rennie, 5.
28. Hinnells, 179.
29. Jack T. Sanders, “Schismatics, Sectarians, Dissidents, Deviants: The First One Hundred Years of Jewish-Christian Relations” (Valley Forge: Trinity Press International, 1993), 246.
30. Corduan, 42.